El 8 de junio de 1796, el Otter ancla en Neah Bay. De nuevo, miembros de la comunidad local se acercan al barco en una canoa para establecer contacto con la tripulación. El contacto con europeos y americanos procedentes de la costa este no es algo nuevo para esta comunidad. El barco pasa allí varios días.
Relación con el lugar
Salí en coche del aeropuerto de Seattle a las 17.00 del viernes 20 de septiembre de 2019 rumbo al estrecho de San Juan de Fuca. Llegué a Deception Pass State Park para coger el ferry desde Fort Casey a Port Townsend por la mañana. De ahí, fui hasta el oeste de Port Angeles hasta Neah Bay. Allí, me desvié hasta llegar al complejo Hobuck Beach. Llegué a las 19.00, me compré un permiso recreacional anual para poder acampar y aparcar en Mikah Tribal. El jet lag me dejó hecho polvo, aunque la gran ventaja del desfase horario es que puedes admirar las primeras luces del alba. Estuve explorando Neah Bay desde el amanecer hasta aproximadamente las 18.00. No tenía ninguna idea preconcebida sobre este lugar y tampoco había tenido tiempo de organizar alguna cita o visita. La ciudad parecía relajada. Había varias traineras medianas en el puerto, una tienda y niños de la escuela jugando al fútbol en un campo cercano.
Siempre me he preguntado por qué el estrecho de San Juan de Fuca es tan importante. Mucha gente iba hasta allí en 1796. Trato de comprender como las personas que navegaban por este lugar debieron enfrentarse a batallas lingüísticas para nombrar esta zona. La comunidad local se autodenomina Kwih-dich-chuh-ahtx, lo que se traduce como “la gente que vive entre las rocas y las gaviotas”. En su tradición, todos los grupos de animales en la zona descienden de ancestros humanos. También me llamó la atención que Cabo Flattery se llama así por un superviviente europeo del siglo XVIII que llegó hasta allí, agotado tras semanas en mar abierto buscando un puerto seguro. El estrecho y el océano que rodea este lugar destacan por su abundancia de pescado y a los lugareños se les conoce por ser gente generosa con la comida según otro grupo indígena que vive en la zona. Sin embargo, leyendo un folleto en el centro de interpretación Makah, leí que los ancianos de este pueblo aun acaban sus historias con una coletilla que deja claro que esa tierra es suya porque derramaron su sangre por ella.
Los lugareños tratan de comunicarse con Tom usando la jerga chinook, idioma que se originó como lenguaje comercial simple en el noroeste del Pacífico en Norteamérica. Los comerciantes y tramperos, con el fin de ajustarse a la demanda de pieles de nutria, se comunican con una mezcla de chinook, francés, inglés y algunas palabras en ruso también. La gente del pueblo no se inmuta ante la llegada de barcos a la playa y aprovechan para vender su pescado a los americanos, cuyos barcos no suelen ir bien abastecidos. Antes de que llegaran los chinos, japoneses, rusos y europeos allí, debido a su posición estratégica, el pueblo había sufrido las incursiones de tribus indias como los Quileutes, Clallams, Nitinats, Clayoquets y Cowichans.
Del 18 al 23 de septiembre de 2019
En la primavera de 2019, Jon Bonfiglio me llamó para convencerme de que participara en un proyecto de investigación básica sobre el río Klamath en Oregón.
Como había estado dando clases recientemente en Arnhem, en los Países Bajos, e iba a participar en una exposición bien financiada en Oberhausen, Alemania, sentí que podía permitirme los vuelos.
Trabajar con Jon es siempre una experiencia interesante y en ese momento, me podía permitir usar unos 350€ para ese proyecto.
Justo antes de comenzar mis vacaciones de verano, fui a la agencia de viajes Travelfinders que está en la calle Sauchiehall en Glasgow y allí vi y consideré las formas en las que podía encontrarme con Jon en Ashland, al sur de Oregón. En esos momentos también me rondaba por la cabeza usar algunos días para visitar algunas de las localizaciones para mi proyecto sobre Thomas Muir. También pensé que los vuelos entre Vancouver y Glasgow serían baratos por los vínculos que unen a ambos países, pero no fue así y lo más barato que me pude permitir fue volar hasta Medford y de ahí a Seattle por unos 820€.
Este tipo de investigación independiente no genera dinero, más bien lo contrario. Como consecuencia de esto, mi investigación fue bastante práctica y no me pude documentar lo suficiente mientras viajaba. Traté de ver cómo iba a viajar y en dónde iba a quedarme a dormir, pero sin tiempo para hacer mucha investigación previa. Me dejé llevar y viajé con una mente abierta en cuanto a los lugares para dormir. Esto es una manera genial de viajar, pero es tal vez como disparar metralla: disparas mucho, pero profundizas poco.
Con el fin de protegerme del mal tiempo y de reducir gastos,
me compré una funda de vivac estupenda para mi saco de dormir que me costó unos 300€.
Acampé en sitios cada noche. La tasa por acampar era de unos $35 (33.50€) por noche y fueron un total de cuatro noches que salieron por unos 135€.
El alquiler del coche me salió por aproximadamente 180€.
Mi comida durante el viaje consistió en tortillas mexicanas, salami, cacahuetes M&M, plátanos, aguacates, zumos y agua. Todo me salió por unos 60€ más 35€ de gasolina.
El 8 de junio de 1796, el Otter ancla en Neah Bay. De nuevo, miembros de la comunidad local se acercan al barco en una canoa para establecer contacto con la tripulación. El contacto con europeos y americanos procedentes de la costa este no es algo nuevo para esta comunidad. El barco pasa allí varios días.
Relación con el lugar
Salí en coche del aeropuerto de Seattle a las 17.00 del viernes 20 de septiembre de 2019 rumbo al estrecho de San Juan de Fuca. Llegué a Deception Pass State Park para coger el ferry desde Fort Casey a Port Townsend por la mañana. De ahí, fui hasta el oeste de Port Angeles hasta Neah Bay. Allí, me desvié hasta llegar al complejo Hobuck Beach. Llegué a las 19.00, me compré un permiso recreacional anual para poder acampar y aparcar en Mikah Tribal. El jet lag me dejó hecho polvo, aunque la gran ventaja del desfase horario es que puedes admirar las primeras luces del alba. Estuve explorando Neah Bay desde el amanecer hasta aproximadamente las 18.00. No tenía ninguna idea preconcebida sobre este lugar y tampoco había tenido tiempo de organizar alguna cita o visita. La ciudad parecía relajada. Había varias traineras medianas en el puerto, una tienda y niños de la escuela jugando al fútbol en un campo cercano.
Siempre me he preguntado por qué el estrecho de San Juan de Fuca es tan importante. Mucha gente iba hasta allí en 1796. Trato de comprender como las personas que navegaban por este lugar debieron enfrentarse a batallas lingüísticas para nombrar esta zona. La comunidad local se autodenomina Kwih-dich-chuh-ahtx, lo que se traduce como “la gente que vive entre las rocas y las gaviotas”. En su tradición, todos los grupos de animales en la zona descienden de ancestros humanos. También me llamó la atención que Cabo Flattery se llama así por un superviviente europeo del siglo XVIII que llegó hasta allí, agotado tras semanas en mar abierto buscando un puerto seguro. El estrecho y el océano que rodea este lugar destacan por su abundancia de pescado y a los lugareños se les conoce por ser gente generosa con la comida según otro grupo indígena que vive en la zona. Sin embargo, leyendo un folleto en el centro de interpretación Makah, leí que los ancianos de este pueblo aun acaban sus historias con una coletilla que deja claro que esa tierra es suya porque derramaron su sangre por ella.
Los lugareños tratan de comunicarse con Tom usando la jerga chinook, idioma que se originó como lenguaje comercial simple en el noroeste del Pacífico en Norteamérica. Los comerciantes y tramperos, con el fin de ajustarse a la demanda de pieles de nutria, se comunican con una mezcla de chinook, francés, inglés y algunas palabras en ruso también. La gente del pueblo no se inmuta ante la llegada de barcos a la playa y aprovechan para vender su pescado a los americanos, cuyos barcos no suelen ir bien abastecidos. Antes de que llegaran los chinos, japoneses, rusos y europeos allí, debido a su posición estratégica, el pueblo había sufrido las incursiones de tribus indias como los Quileutes, Clallams, Nitinats, Clayoquets y Cowichans.
Del 18 al 23 de septiembre de 2019
En la primavera de 2019, Jon Bonfiglio me llamó para convencerme de que participara en un proyecto de investigación básica sobre el río Klamath en Oregón.
Como había estado dando clases recientemente en Arnhem, en los Países Bajos, e iba a participar en una exposición bien financiada en Oberhausen, Alemania, sentí que podía permitirme los vuelos.
Trabajar con Jon es siempre una experiencia interesante y en ese momento, me podía permitir usar unos 350€ para ese proyecto.
Justo antes de comenzar mis vacaciones de verano, fui a la agencia de viajes Travelfinders que está en la calle Sauchiehall en Glasgow y allí vi y consideré las formas en las que podía encontrarme con Jon en Ashland, al sur de Oregón. En esos momentos también me rondaba por la cabeza usar algunos días para visitar algunas de las localizaciones para mi proyecto sobre Thomas Muir. También pensé que los vuelos entre Vancouver y Glasgow serían baratos por los vínculos que unen a ambos países, pero no fue así y lo más barato que me pude permitir fue volar hasta Medford y de ahí a Seattle por unos 820€.
Este tipo de investigación independiente no genera dinero, más bien lo contrario. Como consecuencia de esto, mi investigación fue bastante práctica y no me pude documentar lo suficiente mientras viajaba. Traté de ver cómo iba a viajar y en dónde iba a quedarme a dormir, pero sin tiempo para hacer mucha investigación previa. Me dejé llevar y viajé con una mente abierta en cuanto a los lugares para dormir. Esto es una manera genial de viajar, pero es tal vez como disparar metralla: disparas mucho, pero profundizas poco.
Con el fin de protegerme del mal tiempo y de reducir gastos,
me compré una funda de vivac estupenda para mi saco de dormir que me costó unos 300€.
Acampé en sitios cada noche. La tasa por acampar era de unos $35 (33.50€) por noche y fueron un total de cuatro noches que salieron por unos 135€.
El alquiler del coche me salió por aproximadamente 180€.
Mi comida durante el viaje consistió en tortillas mexicanas, salami, cacahuetes M&M, plátanos, aguacates, zumos y agua. Todo me salió por unos 60€ más 35€ de gasolina.
Patrocinado por: